viernes, 23 de abril de 2010

Todas las señales, los ojos, las manos… Todas las memorias, los recuerdos, las misiones, las creaciones, las ciencias todas no alcanzan para descifrar un solo momento vivido, un instante cualquiera, ese lapso donde nos extrañamos y no estamos y nadie está y los sentidos perciben vacíos demenciales, infinitos, sin sostén posible, sin lenguaje, desesperación para asignar, redes que atrapen la caída, rogamos sin rogar por alguna enfermedad que duela para sentirnos propios en el dolor, en la insignificancia de un saludo, de ver otros propios en sí que puedan mirarnos, pero no nos ven, pedimos sin pedir alguna voz audible, que alguien nos toque, que se detenga esta nada arrasadora, inexplicable… Algo aparece y con ello el mundo, pero el terror ya se instaló y nunca más percibimos con ingenuidad de uso, de entrega, la desconfianza es la dueña de los pasos y sus ecos y sabemos que más allá de lo tangible está lo siniestro, sin límite cierto, tan fácil de llegar, tan nuestra medida de seres con pocillos de porcelana desganada, entre las manos. VACÍO DEL NUNCA

1 comentario:

Pia Toffano dijo...

sin palabras... me encanto. ya me podrias pasar el libro !!!