Tormenta. Explota, desarma. Desorienta! Maldita margarita aplastada, deforme; sin pétalos.

París es el amor que nos imponen. Mis brazos, pueden ser, aún mejor para vivir la experiencia.

Charcos de todas tus lluvias desmembranadas, sin resonancia! Chapoteo en todos tus destellos de choque. Eriza mi cuerpo.

Sensibilidad en mis extremidades y el cuerpo baila al ritmo de cada trueno, de cada paso, de cada bocina, de cada esperanza, de cada viento y cada cantar, de cada reojo y beso, de cada estela, de cada hoja verde, amarilla, seca, de cada verano, de cada sonrisa y despojo, de cada vereda y línea amarilla, de cada puerta, de cada tienda y cualquier café, de cualquier disco, a cada bostezo.

Siembro y solo siembro tonalidades.

Son tantas las distancias y tan legitimas las madrugadas. Puedo cantar con la calandria que hoy dia ya se siente veterana.
Imagina todos los levantamientos de esencia cuando el cuerpo duerme y re analiza cada momento de. La noche desvinculada. Todos los poderes en el aire y los nuestros ahí, despanzados de la risa, esperando cicatrizar todas las ventanas mal cerradas.
Despierta tu tiempo esfumado en el reloj en la pista de todas mis magias y danza; danza con mis viajes de materia resagada. Tu tiempo y mi vuelo gran despertar del ama. Puedo desaparecer de aquí para estar allá y tu paras tus agujas desprevenidas y atontadas, somos el fuego de toda esta "reliquiada".
Viajamos juntos y nos movemos al ritmo de nuestra música. Tu paras, detienes, articulas y yo desmembrano todas las estratosferas. Somos poderosos, somos el poder! Correr, volar y especificar la hora.
Hermanos del alma que juntos viajamos allí donde queremos estar, y es cuestión de "a cada momento y en todo lugar"